viernes, 14 de marzo de 2014

A un año de la inundación más grave de la historia de Saavedra

CRÓNICA DE UNA INUNDACIÓN…

NO ANUNCIADA

Relatos de:
MARIANA AUAD
MATEO AUAD

A un año del trágico hecho, y en homenaje a todas las personas que lo padecimos, y que seguimos luchando para que los gobernantes cumplan con su deber y hagan las obras necesarias a fin de que esto no vuelva a ocurrir.

CRÓNICA DE UNA INUNDACIÓN NO ANUNCIADA
Por: Mariana Auad

Tomé solamente las llaves de casa, del auto, y nada más.
La lluvia comenzaba a anegar mi cuadra, salí de mi hogar en la calle Jaramillo para salvar mi auto. Me fui de casa con la tranquilidad que me daban las compuertas que, después de la inundación de hacía 4 meses atrás, había mandado a colocar. Ingenua yo, estaba convencida de que con ellas nunca más mi casa iba a inundarse. Eran aproximadamente las 5 de la mañana, sólo vestía un piloto encima de mi pijamita -musculosa y short-  y en  ojotas; parecerá éste un dato inútil, pero verán que no.
Mi hijo de 15 años dormía; pensé en despertarlo y avisarle, pero lo consideré inútil. Nada iba a pasar, yo volvería en 5 minutos, y no suelo ser alarmista…
Me subí al auto y manejé por Jaramillo, hasta Crámer. Allí doblé hasta García del Río. Algunos vecinos comenzaban a subir sus autos a la plazoleta del boulevard. Algo me dijo que no hiciera lo mismo. García del Río ya comenzaba a tener agua en su calzada. Seguí hasta Cabildo. No sabía para dónde ir, todas las calles tenían agua, y -pese a que hace 23 años que vivo en el barrio- no estaba segura de cuál sería el lugar ideal para estacionar. Anduve sin rumbo un rato, hasta que por fin, en Crámer al 4100, sentí que estaba como en una loma. Intuí que ahí no se inundaría.
Estacioné allí y comencé el regreso a casa caminando bajo la lluvia. Sería patético decir que me sentía como Fred Asteire, pero era un poco así. Al llegar nuevamente a García del Río, me encontré con un inesperado obstáculo: el agua me llegaba literalmente a la cintura.
Como generalmente nada me detiene, y yo no podía estar quieta ni esperar  y como –además- poseo una peligrosa inconsciencia, decidí de todas maneras, intentar el cruce. No pude. Era imposible caminar con ojotas bajo el agua. Agudizando entonces mi inconsciencia no se me ocurrió mejor idea que sacármelas, pero tampoco. La corriente me arrastraba, me asustaba; no podía hacer equilibrio.
Algo resignada, volví sobre mis pasos. Me trepé a una columnita y decidí esperar. Suponía que el agua bajaría en cuestión de minutos. El panorama era desolador, por García del Río venían navegando, entre otras cosas, autos –sin sus choferes- que se chocaban con los árboles, con las columnas, o entre ellos, contenedores de basura, y hasta el baño químico del parque Saavedra! En el silencio de la noche podían oírse además todas las alarmas de los autos que sonaban, ahogados. Desde un balcón un grupo de adolescentes se reía al ver el espectáculo que no los afectaba. Recordé entonces cuando de niña disfrutaba viendo por la ventana el río que se formaba en la calle –Las Heras y Falucho- donde mis abuelos tenían su departamento de Mar del Plata. A pesar de que yo necesitaba ayuda, no les tuve bronca. Los entendí. Desde ese punto, lo que estaban viendo era un “espectáculo”.
Habrán pasado al menos 20 minutos y, lo que ilusamente suponía –que el agua bajaría enseguida- no sólo no ocurrió, sino que a cada minuto, el caudal crecía más y más.
Quise entonces comunicarme con mi hijo, por si se despertaba y no me encontraba… le quería contar lo que sucedía, decirle que yo estaba bien, pero que no podía llegar a casa.
Pedí prestado un teléfono, primero en una remisería que hay sobre la calle Crámer, pero me lo negaron aduciendo que si me abrían la puerta, les iba a entrar más agua...

Un señor de unos sesenta años, muy desvencijado, fumaba bajo su paraguas en la puerta de una casa. Sin dudarlo me acerqué a él y le pregunté si me prestaba el teléfono; con voz ronca me dijo “sí, vení” y me hizo entrar a su casa por un larguísimo y oscuro pasillo. Al llegar al fondo, una puerta daba a una cocina, me hizo pasar y me alcanzó un viejo teléfono inalámbrico. 
Llamé a mi casa, pero la línea estaba fuera de servicio. Entonces se me ocurrió comunicarme con el celular de mi hijo, pero… no recordaba su número de memoria!!!! Error gravísimo al que me impulsó la tecnología.
Resignada, agradecí al hombre, y salí rauda otra vez a la calle. El agua seguía corriendo furiosa por García del Río. En ese momento, y sin saber qué hacer, recordé que tenía una vieja amiga, a la que hacía casi 7 años que no veía, quien vivía en Conesa y Paroissien, justo a media cuadra de donde empezaba la inundación. Sin pensar en ningún protocolo de visita, me dirigí rápidamente hacía allá. Toqué el timbre y me abrió sobresaltada. La tormenta no había logrado despertarla, yo sí.
Tal habrá sido el estado en que me encontró, que no dudó ni un instante, abrió la ducha, y me metió abajo del agua caliente. Luego me dio ropa seca, un té, y prendió la estufa. A pesar de que estaba tiritando, yo no había logrado darme cuenta de que estaba hipotérmica, creo que la desesperación hacía que no sintiera nada. Recuperado un poco de calor, y pese a sus intentos de que me quedara cerca de la estufa, volví a la calle, a intentar nuevamente cruzar. Ahora sí, podría ser más fácil, mi amiga me había dado un par de zapatilla que -aunque eran dos números más chicas- me facilitaba caminar bajo el agua. Seguía siendo imposible. El nivel no había bajado.
Volví otra vez mojada a la casa de mi amiga. Tenía, al menos, que poder comunicarme con mi hijo. Recordé que mi celular había quedado en la mesa de luz de mi habitación –de noche yo acostumbraba silenciarlo dejándolo en vibrador- imaginé que, tal vez, existía la remotísima posibilidad de que justo Mateo se hubiera levantado y al pasar por mi cuarto, escuchara la vibración o viera la luz de la llamada… Era sin duda casi un imposible, pero no perdía nada con intentarlo.
Llamé. Para mi sorpresa, atendió al instante. Con voz de desesperación escuché que me dijo “mamá la casa se está inundando”. Incrédula yo, y pensando “qué exagerado es”, le dije que eso era imposible, porque teníamos compuertas y, al segundo dije enojada, pensando en los 2000 pesos que me habían costado: Queeeé fallaron???”.
Con la adultez que en muchos casos lo caracteriza, me respondió “No, tranquila mamá, las compuertas funcionaron, pero el agua está pasando por encima de ellas”. También me dijo que estaba literalmente encerrado porque la puerta de calle se había hinchado y no abría. Traté de tranquilizarlo, le dije que probara de pedirles ayuda a los vecinos de arriba, que intentara subir a su casa. Los llamó, les gritó desde el patio, ellos no lo escucharon. Pero –además- aunque lo hubieran oído, luego me confesó que no quería dejar a su perra sola.
Instalados, hijo y perra en mi cama procuraban darse calor y compañía. Su relato era escalofriante, me contaba como el colchón navegaba por el agua con ellos arriba, hasta como se caían la heladera y otros objetos de considerables dimensiones.

Si antes estaba ocupada por volver a casa,  ahora estaba poseída por la desesperación. Salí una vez más a la calle a intentar cruzar. Varios vecinos comenzaban a apostarse en la orilla. Intenté arengarlos para que cruzáramos juntos, me respondían que no, que ellos esperarían; rogué a un policía de la Metro que hiciera algo, incluso le mentí, le dije que mi hijo tenía 12 años y estaba solo en casa,  me contestó que ya había avisado a Defensa Civil pero que estaban colapsados.
Tomé la firme decisión: prefería morir intentándolo antes  que seguir esperando sin hacer nada.
Respiré profundo y me prometí no volver atrás. Tuve que silenciar también mis oídos, ya que la gente me gritaba que no lo hiciera.
Con pasos lentos y buscando firmeza en la pisada, comencé el cruce. Me moría de miedo. Logré llegar con mucha dificultad hasta el primer banco de la plazoleta. Agarrarme de él me dio alivio, unos pocos pasos más y tendría otro para asirme. Debía también esquivar los objetos que venían navegando con fuerza por el agua.
Me quedaba otro tramo difícil, desde el último banco hasta cruzar el otro carril de García del Río y llegar así, a aferrarme de los barrotes de la reja de la casa umbanda.  Lo logré!!!!! Llegué a la otra orilla del “río”.
Creí que ya había pasado lo peor. Caminé por Conesa algo más de prisa, agarrándome de puertas, ventanas y paredes. Por fin llegué a la calle Manzanares. Confiada de que era angostita, me solté de la pared de la esquina y arremetí a cruzarla. Agrandada tal vez, porque ya había logrado atravesar la inmensa García del Río. Hice dos o tres pasos y, al bajar el cordón de la vereda, una fuerte correntada me hizo perder el equilibrio y mis pies dejaron de tocar el suelo. Tuve que nadar, hacia atrás, con las manos cerradas, como dos muñones, apretando fuertemente las llaves, que vaya a saber por qué, no me resignaba a perder. Logré así llegar nuevamente a la esquina desde donde había partido.
Miré hacia la bocacalle de Manzanares y Zapiola y vi que un enorme camión estaba varado en la intersección de esas calles. Sin demasiado criterio, pensé que tal vez si lograba llegar hasta ahí, podría cruzar agarrándome del mismo.
Me encaminé hacia allí. Siempre aferrándome de puertas, ventanas, rejas y paredes, transité la cuadra. Algo de chapa que estaba sumergido bajo el agua hizo un tajo considerable en mi pierna. Sangraba. Pude ver con claridad la sangre cuando, para continuar con mi camino, tuve que pasar por arriba del capot de un auto, que el agua había subido a la vereda, y que impedía mi paso. El olor a podrido del agua, me hacía pensar que la herida muy pronto estaría infectada. No era agüita limpia de lluvia, eran los inodoros de todo el barrio pasando por mi herida!!
Ya a escasos metros de la esquina, el agua volvió a golpearme. Lo que yo creía la salvación, era una trampa. El camión hacía una especie de dique, y la correntada que corría por atrás y por su trompa, tenía diez veces más fuerza que toda la que ya había vencido yo.
Me trepé a la ventana de una casa y me largué a llorar. Lloré absolutamente débil y abatida. Lloré de impotencia, de miedo, de angustia, de soledad, de desesperación. Lloré de todo.
Desde una terraza, en la vereda de enfrente, a los gritos, unos vecinos trataban de consolarme. Yo les pedía una soga. Ellos, o no me escuchaban, o no tendrían, o habrán pensado que era una tontería. Yo sabía que esa era una posible solución para poder cruzar.
Habré estado allí parada en la ventana aproximadamente 20, tal vez 30 minutos. El día estaba clareando ya. Hasta que, en un momento, miré a la esquina donde estaba el camión y vi a un señor que quería cruzar en el mismo sentido que yo necesitaba hacerlo. Rápidamente me dije: es  mi salvación, cruzo con él! Ni lerda ni perezosa, colgada desde la ventana, le grité  “Señor, va a cruzar?” El hombre volteó hacia mí y descubrí en su rostro la cara de mi hermano. Rompí en llanto, ahora de la emoción. No podía creer que él –que vive a 40 km de distancia- estuviera ahí.
Salté de la ventana y “codé”  (una mezcla de corrí y nadé) hacia él. No sin antes decirles a los vecinos que me miraban absortos “es mi hermano, es mi hermano!” (no sea cuestión que creyeran que me iba a los brazos de cualquiera…). Rápidamente nos agarramos fuerte y, mientras él me explicaba su técnica de cruce de ríos, aprendida como parte de un entrenamiento de rugby, en no sé qué río de Mendoza, yo sólo le decía “está bien, está bien, vamos”.
Me tomó con sus dos manos por la cintura, desde atrás. Me puso de frente a la corriente, y así dando pasos de costado, comenzamos a cruzar. Éramos dos, él pesa más de 90 kg. (yo no!), y pese a eso, la furia del agua nos hacía tambalear a ambos.
Con mucho esfuerzo logramos cruzar. Caminamos los 130 metros que faltaban para llegar a mi casa, de prisa y casi sin medir riesgos. Ahora ese trayecto con el agua por la cintura pero sin corriente, parecía facilísimo. Lo logramos, en cuestión de segundos yo me encontraba gritándole a mi hijo por la ventana de mi casa que da a la calle. Quería ser la mujer biónica para poder abrir los barrotes de la reja y sacarlo de ahí. Se asomó, lo vi, estaba bien!!!
Intentamos abrir la puerta, pero realmente era imposible. Entramos entonces por la entrada lateral del pasillo común de los PH. Allí, una medianera linda con mi casa. No recuerdo cómo hice, pero en fracción de segundos estaba arriba de ella, y saltando al interior. Mateo me esperaba adentro, con el agua a la cintura. Lo abracé y lloré. Él me tranquilizaba y me pedía por favor que no me afligiera. Rápidamente fuimos hasta mi habitación, donde –ansiosa por escuchar mi voz- esperaba mi perra Caro, asustada sobre la balsa que era mi cama. La bese, la mimé, y le pedí que me esperara ahí un minuto. Dimos con Mateo una rápida recorrida por la casa, corroborando el horror. Todo flotaba o estaba sumergido, ya no se podía hacer nada. Lo mejor era irnos de ahí, salvarnos.
Agarramos los celulares, la correa de Caro y emprendimos la huida.
Mateo apiló las cuatro sillas de plástico y las puso bien cerca de la medianera, sosteniéndolas para que no flotaran. Yo alcé a la perra, me subí a las sillas, y con muchísimo esfuerzo la elevé por encima del muro y se la tiré a mi hermano que aguardaba del otro lado. La atajó. Ella con miedo, estaba casi inmóvil, y se aferraba con fuerza a quien la alzaba. Luego trepé yo, después Mateo, y ambos saltamos al pasillo común.
Salimos los cuatro a la calle, y caminamos agarrados, y con la perra upa de mi hermano, 250 metros, para el lado de la calle Núñez, donde por fin pudimos llegar a una vereda sin agua. Una vez ahí, nos abrazamos: estábamos en “tierra firme”. Yo me tuve que quedar descalza porque las zapatillas, dos números más chicos y mojadas, ya estaban lastimando mis pies.
Caminamos por Núñez hasta Cabildo, y por Cabildo hasta Ruiz Huidobro. El panorama era desolador.
Luego volvimos a subir por Ruiz Huidobro hasta Crámer donde yo había dejado estacionado mi auto, y dos cuadras más arriba, mi hermano había dejado el suyo. Por suerte él tenía en su baúl ropa seca para los tres. Yo no lograba sacar el frío de mi cuerpo. Tiritaba sin parar. Elegí mi vestuario que consistió en un pantalón pijama largo y una camiseta de rugby que olía a scroum. Cuidé bien que mi hijo y mi hermano no me vieran y, sin importarme nada más, me desnudé en medio de la calle, me sequé y me puse la ropa seca. Subimos luego a los autos, calefacción al máximo, y buscamos un bar cercano para poder tomar algo caliente. Nos acogió El Puntal de la calle Ramallo. Estacioné frente a su ventanal para que la perra nos viera y nosotros a ella. Parecíamos pordioseros, yo incluso seguía descalza.
El celular no dejaba de sonar, llamados, mensajes. La preocupación entre muchos de los que se habían ido enterando estaba instalada. Por suerte, estábamos a salvo y mi decisión de mudarnos ya había sido tomada en esa misma madrugada nefasta.
Exilio, mudanza y limpieza

A partir de ese día, nunca más volvimos a vivir en Jaramillo. Nos instalamos –perra incluida- en José Hernández, en mi antigua casa de infancia y juventud. Desde allí organicé lo que sería mi futura mudanza a nuestro nuevo hogar. Trasladé todos los objetos personales y la ropa para limpiarlos y recuperarlos. Pese a que muchos de mis amigos se llevaban a sus casas bolsos repletos de prendas mojadas y sucias para lavar, en José Hernández, el lavarropa no tenía descanso. Eran 4 o 5 lavados diarios. Había cosas secándose por toda la casa, en sillas, en manijas, en los balcones. Otros amigos, con grandes terrazas, optaron por llevarse papeles mojados que había que recuperar pacientemente.
Mientras tanto, en Jaramillo, se organizaban jornadas de limpieza que comenzaban a las 8 de la mañana y duraban hasta que se hacía de noche porque, ya sin luz, no se podía seguir.

Pasaron voluntariamente a ayudarme 5 ó 6 amigos por día. Las chicas venían con sus guantes de goma en la cartera, cada uno me regalaba todo el tiempo que podía, arremangándose para limpiar a mi par. El barro, la mugre y el asco eran interminables. Pasábamos horas sin casi hablarnos, sumidos en la tristeza y abocados sólo al trabajo como autómatas. No paraba de tirar todo tipo objetos, mi vida, mi pasado. En cada lugar iba encontrando cosas que el agua había destruido, y la tristeza y el llanto se apoderaban de mí a cada instante.
Mariana, vino todos los días, desde el primero a la primera hora. No me llamó, simplemente pasó para ver cómo estaba. Nunca imaginó ver lo que  encontró. Se puede decir que se puso la “causa” al hombro. Sin pensarlo demasiado, y sin estar en sus planes de ese día, saltó la medianera –la puerta todavía no abría- y luego de abrazar mi llanto, colgó su carterita de Prune, arremangó su camisa de Kill, organizó eficazmente la tarea y nos pusimos manos a la obra. Yo no sabía por dónde empezar.
Suelo ser muy autosuficiente y nunca supe pedir. En esta ocasión, eso cambió. Para cada uno que preguntaba “qué necesitás”, yo tenía una respuesta. No hubo persona que se comunicara conmigo en esos días, a la que yo no tuviera algo para pedirle. Cada uno aportó todo el tiempo que podía. Yo ya lo sabía, pero esto me lo reconfirmó: mis Amigos son el tesoro elegido más valioso de mi vida!
Cuatro días, o 40 hs fue lo que  nos llevó limpiar toda la casa, todos los objetos, y deshacerme de todo lo que hubo que tirar. Luego de eso, la tarea seguiría con otras actividades. Había ahora que conseguir un lugar dónde vivir.
En esta etapa sentí mucho miedo, no me parecía sencillo encontrar un lugar para vivir. Por suerte, a mi hermano sí. Él la vio muy fácil, me la propuso y, sin pensarlo demasiado, me entregué a hacer lo que él decía.  Nuevamente me sorprendí a mí misma con una actitud para nada propia de mi personalidad.
Apenas 24 días después de la inundación, ya nos estábamos mudando a lo que sería nuestro nuevo hogar.
La felicidad comenzaba a apoderarse nuevamente de mi vida aunque, aún hoy, cada vez que recuerdo todo esto, no pueda evitar las lágrimas.
Hoy miro mi nueva casa y me encanta: está llena de Amigos. Porque, en esta nueva etapa, cada uno también hizo su aporte.
Cuatro meses después, paseando por el querido parque Saavedra, me encontré con decenas de vecinos, a los que sus casas también, el agua las había invadido. Incluso de zonas que yo desconocía que se habían inundado. Los escuché atentamente. Pelean juntos porque no vuelva a pasar. Los abracé en silencio. Abracé la causa y me uní a la lucha. Desde ese día supe que la inundación sucedió en nuestras almas, nos marcó a fuego, y nos acompañará siempre.

CRÓNICA DE UNA INUNDACIÓN NO ANUNCIADA
Por: Mateo Auad
Desperté sobresaltado por un fuerte ruido. Luego descubrí que había sido el baúl donde guardaba los juguetes de mi niñez chocando contra mi cama.  Fue un sonido muy fuerte, tan fuerte que bajé los pies de golpe e, inmediatamente sentí el frío del agua casi hasta mis rodillas: Mi casa estaba inundada por segunda vez.
Era de madrugada. Todo estaba oscuro. Empecé a gritar (eso me sorprendió a mí mismo, porque en la primera inundación mantuve la calma en todo momento). Gritaba llamando a mi mamá. Corrí en el agua hasta su habitación. Apenas abrí la puerta me lancé sobre su cama. No la encontré. Revolví las cobijas durante varios minutos, a sabiendas de que ella no estaba ahí. No se veía nada.
Volví a mi cuarto y levanté la persiana. En la calle, el agua llegaba casi hasta el techo de los autos. Esa imagen me desesperó. No había nadie allí afuera; solo podía oír el ruido de la corriente del agua, y algunas alarmas de autos sonando.
Tengo que llamar a mi mamá, avisarle lo que está pasando, me dije. La noche anterior ella me había avisado que cuando yo me levantara, no iba a estar porque tenía que buscar a una amiga en Ezeiza. Marqué rápidamente su número de celular mientras recorría la casa; al pasar por su habitación advertí que sobre la mesa de luz, algo se encendía: era su teléfono que estaba allí, sonando en silencio! Mierda, se lo olvidó, pensé. Estaba desesperado, no sabía qué hacer, alguien tenía que enterarse de lo que estaba pasando. Llamé entonces a mi abuela. Me atendió su contestador; le dejé un mensaje. Llamé a mi papá, tenía el celular apagado.
No podía quedarme sin hacer nada. Pensé en salir a la calle y, cuando quise abrir la puerta no pude. Se había hinchado. Estaba literalmente encerrado. Eso me desesperó aún más.
Llamé al 911, les dije que estaba inundado y encerrado; me tomaron los datos y me dijeron que enviarían un equipo de rescate que, por supuesto, nunca llegó.
Traté de calmarme y pensé en salvar las cosas de la casa; comencé a levantar todo lo que me parecía más importante: los libros del colegio, la play (sí, aunque no lo crean, fue en ese orden!). El agua me llegaba a las rodillas, y mi perra me seguía por todas partes. Puse una toalla sobre la cama de mamá –no quería que me retara si la encontraba mojada por la perra- y le dije a Caro que se subiera.
Por fin la abuela devolvió mi llamado, le conté lo que estaba pasando. Intentó tranquilizarme… a su manera. Me dijo que pediría ayuda.
Me tiré en la cama de mamá con Caro, en varias partes, ya estaba  húmeda. El agua seguía subiendo. Yo estaba todo mojado y tenía frío. Me abracé con mi perra buscando calor.
Con los dos celulares en las manos, intenté dormir, o al menos relajarme. En ese momento sonó el de mamá. Atendí enseguida: era ella! Le conté lo que estaba pasando, y la muy incrédula me decía que no podía ser, que nuestra casa tenía compuertas anti inundación. Tuve que explicarle que el agua había superado el nivel de las compuertas. Se desesperó. Me contó que no podía llegar a casa, que las calles eran ríos correntosos que  no podía cruzar. Pero que no iba a parar de intentarlo, traté de tranquilizarla diciéndoles que yo estaba bien.
Mamá llamaba cada vez que podía. Me sugirió que le pidiera ayuda a los vecinos de arriba, que viera la posibilidad de subir a su casa trepando desde el patio. Les grité desde allí. Nunca me escucharon. Igual, yo no iba a dejar a mi perra sola.
Mi abuela también me llamaba a cada rato. No sabía qué decirme. En su intento por calmarme se le ocurrió hacerme escuchar la radio: pude oír a un periodista que decía que en mi barrio, a causa de la inundación, había muerto una mujer… dejá abu -pensé- mejor contame el cuento de la buena pipa…
No sé si fue el frío, o los nervios, pero lo cierto es que no podía aguantar las ganas de ir baño; era imposible, el inodoro estaba cubierto totalmente de agua, con lo cual pensé: qué asco, toda la casa es un gran inodoro…  yo igualmente, necesitaba sentarme. Usar el baño, era imposible, tendría que buscar otro lugar!
Finalmente, luego de más de tres horas, escuché la voz de mi vieja, desde la calle, que me llamaba por la ventana de mi cuarto. Corrí hacía allí. Estaba con mi tío Martín a quien mi abuela le había avisado, y vino desde su casa, también para intentar “rescatarme”. Mi mamá lloraba.
Al no poder abrir la puerta de calle, entraron entonces por la del pasillo común que da a nuestro patio. Allí y más rápido de lo que pudiera imaginar, ya estaba mi vieja subida la medianera saltando para dentro. Nos abrazamos muy fuerte, la acompañé a recorrer la casa, fuimos primero a ver a la perra que, parada sobre la cama-balsa, movía la cola de la alegría de ver a mamá.
No dudamos ni por un segundo de qué hacer. Agarramos los celulares, a la perra y nos fuimos. Teníamos que volver a saltar el muro para salir. Lo más difícil fue sacar a Caro. La tuvimos que alzar y tirarla del otro lado de la pared para que la agarrase mi tío que nos esperaba allí.
Fuimos los tres agarrados caminando varias cuadras, mi tío con Caro a upa, hasta llegar a una calle que ya no tenía agua.
Nunca más volvimos a vivir a Jaramillo, y pese a que ya pasó casi un año, aún conservo horribles sensaciones de ese día. Muchas veces, al despertar en mi nueva casa, y al bajarme de mi cama, creo que voy a volver a meter los pies en el agua.
A pesar que ahora vivo en un lindo lugar donde seguramente no voy a volver a inundarme, extraño mí cuarto, mis libros, mis dibujos; mi historia que el agua se llevó.
Hoy, aún después de todo lo vivido, me siento contento porque pudimos salir adelante gracias a todos los amigos que estuvieron desde el primer día ayudándonos.


 Los protagonistas de esta historia.

miércoles, 22 de mayo de 2013

CÓMO DEFINIR MISIÓN, VISIÓN Y VALORES, EN LA EMPRESA


Si quieres definir, redefinir o ratificar, la misión, visión y valores de tu empresa, este es tu post. Esta garantizado que las empresas, que disponen de una declaración explicita y compartida (tanto con clientes como empleados) de su misión, visión y valores orientan mejor sus acciones de marketing y afrontan de forma optima sus imprevistos, ya que tanto sus directivos como los empleados saben perfectamente, quienes son, quienes quieren ser en un futuro y los valores que tienen para poder conseguirlo.
La misión define principalmente, cual es nuestra labor o actividad en el mercado, además se puede completar, haciendo referencia al público hacia el que va dirigido y con la singularidad, particularidad o factor diferencial, mediante la cual desarrolla su labor o actividad. Para definir la misión de nuestra empresa, nos ayudará responder algunas de las siguientes preguntas: ¿qué hacemos?, ¿cuál es nuestro negocio?, ¿a que nos dedicamos?, ¿cuál es nuestra razón de ser?, ¿quiénes son nuestro publico objetivo?, ¿cuál es nuestro ámbito geográfico de acción?, ¿cuál es nuestra ventaja competitiva?, ¿qué nos diferencia de nuestros competidores?

La visión define las metas que pretendemos conseguir en el futuro. Estas metas tienen que ser realistas y alcanzables, puesto que la propuesta de visión tiene un carácter inspirador y motivador. Para la definición de  la visión de nuestra empresa, nos ayudará responder a las siguientes preguntas: ¿qué quiero lograr?, ¿dónde quiero estar en el futuro?, ¿para quién lo haré?, ¿ampliaré mi zona de actuación?

Los valores, son principios éticos sobre los que se asienta la cultura de nuestra empresa y nos permiten crear nuestras pautas de comportamiento.
No olvidemos que los valores son la personalidad de nuestra empresa y no pueden convertirse en una expresión de deseos de los dirigentes, sino que tienen que plasmar la realidad. No es recomendable formular más de 6-7 valores, si no, perderemos credibilidad. Responder a las siguientes preguntas nos ayudara, a definir nuestros valores corporativos:  ¿como somos?, ¿en que creemos?

sábado, 18 de mayo de 2013

Negocios exitosos. Eficacia + Eficiencia, la fórmula.


A veces se suele confundir la eficiencia con eficacia, y se les da el mismo significado; y la realidad es que existe una gran diferencia entre ser eficiente y ser eficaz.
Podemos definir la eficiencia como la relación entre los recursos utilizados en un proyecto y los logros conseguidos con el mismo. Se entiende que la eficiencia se da cuando se utilizan menos recursos para lograr un mismo objetivo. O al contrario, cuando se logran más objetivos con los mismos o menos recursos.
Por ejemplo: se es eficiente cuando en 12 horas de trabajo se hacen 100 unidades de un determinado producto. Ahora, se mejora la eficiencia si esas 100 unidades se hacen en sólo 10 horas. O se aumenta a eficiencia si en 10 horas se hacen 120 unidades. Aquí vemos que se hace un uso eficiente de un recurso (tiempo), y se logra un objetivo (hacer 100 o 120 productos)
Respecto a la eficacia, podemos definirla como el nivel de consecución de metas y objetivos. La eficacia hace referencia a nuestra capacidad para lograr lo que nos proponemos.
Ejemplo: se es eficaz si nos hemos propuesto construir un edificio en un mes y lo logramos. Fuimos eficaces, alcanzamos la meta.
La eficacia difiere de la eficiencia en el sentido que la eficiencia hace referencia en la mejor utilización de los recursos, en tanto que la eficacia hace referencia en la capacidad para alcanzar un objetivo, aunque en el proceso no se haya hecho el mejor uso de los recursos.
Podemos ser eficientes sin ser eficaces y podemos ser eficaces sin ser eficientes. Lo ideal sería ser eficaces y a la vez ser eficientes.
Se puede dar el caso que se alcanzó la meta de construir una autopista en un semana tal como se había previsto (fuimos eficaces), pero para poder construir la autopista, se utilizaron mas recursos de lo normal (no fuimos eficientes).
Caso contrario, se utilizaron un 10% menos de los recursos previstos para construir la autopista pero no se logró terminar en una semana (fuimos eficientes pero no eficaces).
Lo ideal sería construir la autopista en una semana y utilizar no más del 100% de los recursos previstos. En este caso seriamos tanto eficaces como eficientes.


miércoles, 8 de mayo de 2013

Inundaciones: toda la información sobre los subsidios y los derechos de los damnificados


La ley 1575 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires creó, en el año 2004, el  “Fondo de Emergencia para Subsidios por Inundaciones” para atender a los daños que se ocasionaran por anegamientos.

Dicha norma fue modificada en el año 2010 y, finalmente, a raíz de las devastadores inundaciones que aquejaron a nuestros barrios en abril pasado, se aumentaron, a través de un Decreto, los límites del subsidio:

Para inmuebles, es decir, viviendas o comercios: hasta un tope máximo de $20.0000. Para bienes muebles: por ejemplo automóviles, electrodomésticos, etc. hasta un tope máximo de $8.000.

Es importante tener en cuenta que el subsidio tiene como principal limitación que si el inmueble (comercio o vivienda) presentara deuda en el pago de ABL el solicitante deberá optar por la cancelación de la deuda al momento de la solicitud del subsidio, la adhesión a un plan de facilidades de pago o solicitar el débito de la misma del monto del subsidio (conforme lo establece el art. 1° de la Ley 1575)

Por otra parte, será el titular, es decir propietario del inmueble, y los  ocupantes legítimos o sucesores universales quienes puedan pedirlo.
Los ocupantes legítimos serán, por ejemplo: los inquilinos, comodatarios, etc. Y es preciso tener en cuenta que se puede ingresar más de una solicitud de subsidio pero nunca podrá superarse el límite mencionado.

Por ejemplo: el inquilino y el propietario de una casa presentan la solicitud de subsidio. En ese caso, el monto máximo que podrían asignar de subsidio a cada uno sería el de $10.000, dado que no puede pasarse del tope máximo de $20.000.

Los sucesores universales son ni más ni menos que los herederos del titular de la vivienda. Es necesario resaltar que el decreto no aclara si se requiere que este iniciada la sucesión del titular del inmueble o si con la presentación de las partidas de matrimonio, nacimiento y defunción que acrediten el vinculo es suficiente.

Se ha establecido un tope máximo de 20 días hábiles desde producido el daño para la presentación de solicitud del subsidio, lo cual indica que la fecha límite es el 30 de abril.
Junto con el otorgamiento del subsidio, en forma automática, se concede una exención de seis meses en el pago del ABL.

Si las pérdidas se hubieren producido en bienes relacionados con una actividad que requiere habilitación municipal,  el Gobierno deberá verificar por sí mismo la vigencia o constancia de trámite a la fecha de la inundación. Sin perjuicio de ello, se recomienda presentar una copia junto con la solicitud.

Tanto el Gobierno de la Ciudad como el Gobierno de la Nación establecieron distintas líneas de créditos para los afectados.

Para consultar sobre las ayudas brindadas por el Gobierno Nacional es recomendable ingresar en www.anses.gob.ar. En el recuadro de la derecha (“Temas más consultados”), encontrará las “Medidas para los damnificados por la inundación”. Tambien puede comunicarse al 130.

Si tuviese algún inconveniente, podrá dirigirse a la Defensoría del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en Venezuela 842, que recibe a los vecinos de lunes a viernes de 10 a 18, o bien se puede llamar al 4338-4900 o enviar un correo a defensoria@defensoria.org.ar

En caso de contar con seguro para su vivienda, es necesario que revise la póliza y haga la pertinente denuncia en su compañía para la cobertura de los daños en su propiedad y/o en sus electrodomésticos o automóvil.
Tenga en cuenta que, además de realizar la denuncia, Ud. puede presentar un reclamo administrativo y, en caso que le denieguen la cobertura –si corresponde-, Ud. puede realizar una mediación extrajudicial.
En este caso sugerimos asesorarse con un abogado. El Colegio de Abogados de la Capital Federal evacúa consultas sin cargo en forma personal en su sede de Uruguay 412, 2° piso, o de forma telefónica al 4379-8700 internos 249/250 de 8 a 18 horas.
Dra. Luciana M. Bianchimano
BQ Soluciones Legales


martes, 30 de abril de 2013

Plan de acción publicitaria- Convergencia Comunicacional


Por María Soledad Gonzalez Alemán. Dirección de Sentido Creativo, Comunicación Estratégica



Las marcas y las empresas necesitan posicionar sus productos y servicios para lograr mayor cantidad de clientes. Los frentes son dos: captar nuevos clientes y fidelizar a los actuales, por eso es importante comprender cuál es el modo de funcionamiento efectivo y eficiente de una estrategia publicitaria.

La pregunta que todos se hacen es: ¿cómo hacer para vender más? ¿Cómo hacer para llegar a la persona que va a comprar mi producto o servicio? Hay dos elementos básicos para comenzar a pensar en las respuestas. El primero, la determinación del público objetivo que le corresponde a mi propuesta. Es necesario luego de un proceso de segmentación poder discernir las características de mi potencial cliente, es decir, quién y cómo es la persona que podría llegar a comprar lo que yo vendo. Y segundo, los canales y medios de comunicación que voy a emplear para llegar a dicho público.

Disociamos entre medios y canales porque esta es una de las cualidades que deben afrontar las marcas en la actualidad. Los medios de comunicación responden a la forma tradicional del marketing, la que utiliza como soportes el diario, las revistas, la radio y la televisión. Soportes que implican una comunicación unidireccional, donde el recorte del público objetivo a veces es más difícil de realizar. Además, no permiten de forma sincrónica la conversación con el receptor.  En cambio, los canales (facebook, twitter, blogs, skype, y demás redes sociales) son conexiones que se establecen con entre emisor y receptor donde se da una conversación, donde la clave no es ofrecer directamente, ni publicar un aviso, ni mostrar promociones sino que la comunicación se logre  y se fortalezca a partir del dialogo y la interacción.

La comunicación, el dialogo, la interacción, es lo que creará el suelo propicio para las ventas. La red social no dice COMPRAME, dice SIGUIME. Y esta es la esencia de su existencia, como así también impone reglas de funcionamiento. Por ejemplo, no es beneficioso publicar en redes sociales publicidades tradicionales con ofertas, o con un mensaje que claramente dice: COMPRAME, porque será omitido por todos sus seguidores, y es más, a la cuarta o quinta vez que visualicen dichos posteos lo único que lograr es que nadie más lo siga o lo lea.

 Por eso, un plan de acción publicitario debe considerar una estrategia que contemple varios frentes de avance al mismo tiempo:

1)      Medios tradicionales: por más avance tecnológico la prensa grafica, la radio y la televisión siguen liderando la capacidad de persuasión en los receptores. Los medios de comunicación no son denominados en vano el quinto poder; legitiman lo que esté publicado en ellos, y son garantía para sus lectores, oyentes o televidentes.

2)      Comunicación digital: toda marca debe tener activos y con actualizaciones permanentes sus redes de Facebook, Twitter y Linkedin (el blog también es una opción). Con el fin de generar conexiones que conviertan la red social en un canal abierto entre emisor y receptor. El detalle en esta modalidad de comunicación se centra en ¿qué contenidos publico en mis redes? Dado que como dijimos anteriormente habría que evitar el uso de posteos de oferta, y mensajes muy directos, para comenzar a publicar contenidos que apelen a los sentidos del receptor, y que le despierten sensaciones imposibles de frenar.

3)      Correo electrónico: afirman los expertos del marketing mundial que el e-mail continúa siendo la herramienta de comunicación más efectiva, la cual no ha sido superada por ningún chat, ni red social. Por eso, es  necesario que toda marca centralice su base de datos propia o encargue un servicio de E-mails Marketing para llegar con sus NEWSLETTERS al público objetivo.

4)      Pagina web de la marca: esto se convirtió en una condición sine qua non para existir en el mercado. Afirmamos y aseguramos que ningún negocio sin sitio web pueda lograr un crecimiento y un sostenimiento adecuado en el tiempo.

5)      Gráfica y diseño institucional: los elementos de la marca son logo, slogan, colores propios, e isotipo. La imagen lidera el primer puesto como captador de atención. Es necesario contar con diseños profesionales que transmitan los valores de la empresa y complementen el mensaje transmitido en la misión y la visión del negocio.

6)      Plan de acción del negocio elaborado: básicamente debe existir plasmado en un archivo el resumen ejecutivo del negocio con la descripción de: misión, visión, valores, análisis FODA, escenario de competencia, método de ventas utilizado, descripción de organigrama y roles asignado para cada integrante.

7)      Análisis de Retorno de Inversión (ROI): toda inversión publicitaria de la marca debe considerar el tiempo de retorno de dicho gasto. Sin dicha evaluación es dificultoso determinar cuáles son las mejores prácticas y cuáles no son las más apropiadas.

IMPORTANTE: Ninguna de estas iniciativas publicitarias reemplaza la acción directa e interpersonal del vendedor y emprendedor. Todavía, la comunicación face to face es la que obtiene mayores resultados en términos de ventas nuevas y fidelización de clientes. Por eso, para reforzar dicho rol es imprescindible contar con un método de ventas y con un buen manejo de la comunicación y oratoria. Todo lo demás dicho en esta nota es un complemento de lo que se propone desde el contacto interpersonal.

Publicidad en Facebook y Google:

La publicidad paga en dichos canales funciona como un complemento a la estrategia publicitaria realizada por la marca. No es lo más adecuado considerar estas acciones de forma aislada, dado que mi publicidad en facebook podría lograr una alta visibilidad, pero si mi perfil o página no invita a participar, no tiene “ganchos emocionales”, ni convoca a ninguna conversación, la intensión de quien tuvo algún interés puede verse reducida. Al igual, si mi página web no está correctamente planteada, o tiene falencias comunicacionales que no motiven a navegarla, entonces estaré pagando por un servicio que podría lograr buenos resultados pero el resto de mi estrategia publicitaria no está operando de forma efectiva.

Ventajas de publicidad en Facebook: me permite determinar el público objetivo, me permite elegir de qué manera mostrar mi anuncio o si deseo generar más seguidores, o si deseo generarle más trafico a mi página web.  Me permite asignar un presupuesto por día o el tiempo que yo desee. Me reporta cantidad de entradas, clicks, me gusta, y mas detalles que cristalizan el alcance de mi propuesta en la red social mas usada.

Si se considera un complemento, y el resto de la estrategia publicitaria está en funcionamiento, realizar publicidad paga en Facebook nunca resta, pero siempre debe ser considerada como un complemento y como herramienta de análisis que me tira información de la percepción que se tiene de mi negocio.  Es importante realizar un ROI periódicamente para analizar el retorno de la inversión realizada en este tipo de acciones publicitarias.

Publicidad en Google:

Google Adwords presenta ventajas para la difusión de una marca, así como desventajas. Claramente, al estar en un momento de la comunicación 2.0 donde las redes sociales y el uso de internet tienen un lugar privilegiado las desventajas se desdibujan y pareciera ser el buscador una solución casi instantánea para el aumento de las ventas. Pero sucede que si indagamos en las formas de uso de Google comprobamos que puede no ser tan exitoso como parece.

Partimos de la base que lo que se desea lograr con su contratación es aumentar las ventas de la marca y de la mano un mejor posicionamiento de la misma. Para lograr posicionar una marca necesitamos lo siguiente:
·         Disponer de una grafica institucional que represente la identidad de marca la cual se hará visible en todas las iniciativas publicitarias que se efectúen. Lo que se busca con esto es lograr VISIBILIDAD para que quede retenida en la retina de los potenciales clientes.

·         Apelar al mercado objetivo,  el cual se determina luego de realizar una segmentación y saber “qué tipo” de persona es la que podría acceder a un servicio como el que mi marca ofrece.  Si construimos un mensaje alineado al mercado objetivo entonces las posibilidades de que aumenten las ventas es posible, dado que la estrategia estará enfocada en cautivar la necesidad del público que corresponde.

·         Evitar la llegada publicitaria a todo el mundo. Justamente, hoy las empresas mas importantes se alinearon en disponer sus productos y servicios para públicos segmentados, dado que al haber tantas ofertas diversas y tanta competencia debemos afinar más el perfil del receptor que se interesará en nuestra propuesta. Por eso el potencial cliente de una marca se corresponde con un perfil socio económico especifico
·         Lograr el posicionamiento de la marca por formas de publicidad no convencionales: artículos, notas de interés general circulando en redes sociales, eventos gratuitos, reuniones informativas, etc. Que estratégicamente no se manifiesten como publicidad tradicional pero que suelen ser muy efectivas dado que el interés que despiertan se acompaña de una positiva imagen de la marca que hace la difusión. (que existan Fundaciones no es solo con fines “beneficos” sino que tienen un claro fin publicitario, apelan a la emoción de la gente y a partir de ahí logran un posicionamiento de la marca muy efectivo).

·         Hoy en día la publicidad continúa siendo el caballito de batalla de las grandes marcas y de las mejores en términos de posicionamiento. Esto es porque utilizan la grafica basada en la imagen, y además porque mediante la palabra tienen la opción de apelar a la emoción de los receptores. TE DIRIA QUE ESTE ES EL GRAN MOVIL DE LAS VENTAS DE PRODUCTOS Y SERVICIOS.

Google no hace de nada de todo esto.

¿Qué hace Google Adwords?

Intenta cautivar el tráfico que circula por la web, y por medio del ingreso de las palabras clave trata de retener a posibles clientes que entren al buscador. Sucede que:

-          No tenemos certeza de que el público que busque un servicio o producto especifico sea del target que se corresponde con el de mi marca. Sucede que Google apunta a “todo el mundo”, dado que es imposible que segmente. Entonces gran parte de los clicks se lo consumen personas que nunca  serán clientes porque no son del segmento que la marca recorta.

-          No permite mostrar imágenes. El gran móvil de la publicidad de este siglo, la imagen no aparece, son sólo palabras, lo cual “roba” muchas posibilidades de cautivar de entrada.

-          Al ser un buscador libre y con tanta información circulando comunica una LIBERTAD en el usuario lo cual genera que no se SOMETA a lo primero que ve, por lo tanto muchas veces va a decir para sí: “no me voy a quedar con lo primero que veo, así que seguiré buscando”, y así mi anuncio queda sin ser visto.

-          Por otro lado, el aviso en color también es una llamada de atención para el que  busca porque indica que es un AVISO PAGO, y esto muchas veces genera prejuicio y por esa razón no son abiertos ni consultados.

Acciones a realizar para comenzar con el Plan de Acción Publicitaria Convergencia Comunicacional:

  • Determinación de plan de negocios básico de la marca (misión, visión, objetivos, FODA, competencia, etc.)
  • Diagnóstico de las mejores prácticas de publicidad para la marca
  • Diagnostico de potenciación de pagina web
  • Creación de contenidos basados en un plan mensual de publicaciones
  • Elaboración de newsletters semanales o quincenales
  • Envío masivo de noticias a base de datos de publico objetivo
  • Alineación de grafica institucional: diseño de todas las piezas publicitarias que se estiman contratar para el año.
  • Creación de anuncios y campañas en Facebook y Google Adwords
  • Realización de videos creativos para difusión por Youtube
  • Creación de revistas digitales con el fin de difundir el espíritu de la marca mes a mes
  • Capacitación de ventas (Método Dramático de la Venta)
  • Administracion de redes sociales (Linkedin, Twitter y Facebook)
  • Elección de medios de comunicación tradicionales para realizar publicidad

María Soledad Gonzalez Alemán
Dirección de Sentido Creativo, Comunicación Estratégica

jueves, 25 de abril de 2013

¿Cómo hacer la mejor publicidad de mi negocio?


Los 6 puntos del éxito publicitario

Por María Soledad González Alemán
Dirección de Sentido Creativo, consultoría en comunicación estratégica



El nuevo escenario de la sociedad de consumo es un gran desafío para todo aquel que desee introducir un nuevo producto o servicio. Al principio parece fácil, me surge una idea, la converso con mis pares, aparenta ser un gran proyecto, todos me dicen que es genial, que no existe nada parecido, la desarrollo, la pienso, la escribo y cuando llega el momento de facturar resulta que nadie o muy pocos compran. Entonces me sorprendo, no entiendo, noches de insomnio me llevan a intentar darle una explicación al fracaso de mi negocio, y así ¡casi nos empezamos a volver locos! Porque en estas cuestiones no hay muchas vueltas... si no vendo no existe el negocio.

Es necesario desarrollar el vendedor que cada uno lleva adentro, hay que despertarlo, sacudirlo y mandarlo al ruedo de un mercado cada vez más complejo y competitivo, donde las tácticas y estrategias elegidas son el bien más preciado de un emprendedor exitoso. Por exitoso llamo a aquel que logra sostener su negocio, vendiendo y posicionando su marca. Lo más difícil de un negocio no es crearlo ni hacerlo crecer, sino sostenerlo.  Los clientes van y vienen, pero mi mayor capital es el porcentaje de mercado que me sigue eligiendo, por lo tanto lo ideal sería sostener un 85% y que varíe un 15%. De esta manera el corazón del proyecto se mantiene y hace que el negocio no encuentre caídas de las cuales podría ser complicado levantarse.
Padre rico, padre pobre
Robert T. Kiyosaki, autor del libro Nro. 1 de finanzas personales, “Padre rico, padre pobre” afirma en el best seller: “las habilidades especializadas más importantes son las ventas y la comprensión de la mercadotecnia. Es la capacidad de vender lo que constituye la base del éxito personal. Las habilidades de comunicación, como escribir, hablar y negociar son cruciales para una vida de éxito”.
En otro apartado dice: “La inteligencia financiera es la sinergia entre la contabilidad, la inversión, la mercadotecnia y la legislación. Si usted combina esas cuatro habilidades técnicas, le resultará más sencillo ganar dinero con dinero. En lo que se refiere al dinero, la única habilidad que la mayoría de la gente conoce es cómo trabajar duro”.

Los cimientos de un negocio exitoso lo conforman varios elementos, (en su mayoría desarrollados en la nota de tapa de la edición Nro. 45 de Revista Industria Argentina, ver nota en www.larevistadesaavedra.com.ar), pero uno de los más importantes, que hoy ampliaremos, es el de la publicidad. ¿Cómo realizar la mejor publicidad de mi producto o servicio?

Las modalidades de difusión han variado en la sociedad según como se van moviendo los protagonistas de la historia. En los inicios de los medios de comunicación el público estaba sediento de conocer los productos que circulaban, la comunicación estaba planteada desde la mirada de la oferta, porque los medios eran como una ventana que abría la realidad del mundo y a determinada hora la cerraba, y había que esperar que se volviera a abrir al otro día para asomar la nariz de nuevo.  La competencia no era una complicación, no había más que vidrieras en la calle o el boca a boca para acceder a los detalles de un servicio o producto. Con el avance de la tecnología, la llegada de internet, el crecimiento del mercado, los desarrollos en programación, y como frutilla de la torta la globalización al trono, el mercado se empezó a complejizar. El prisma desde donde se difunde un producto ya no puede ser mas el de la oferta, porque ahora los clientes eligen, buscan y son mucho más selectivos con sus consumos.

Por esto el método de publicidad actual más efectivo es el que está basado en la interacción, no en la oferta, ni en la demanda, sino en el vínculo que se establece entre el servicio y las personas que lo consumen. Hoy están en segundo plano las cualidades del producto, la estética y el precio, hoy lo que se debe atender antes que a los detalles de lo que vendo es  CÓMO lo vendo. Por lo tanto, hoy no es importante el QUÉ, sino el CÓMO.

Los 6 puntos clave de la publicidad exitosa
La base de la publicidad interactiva:

  • Sinergia
  • Consumidor
  • Comodidad
  • Comunicación
  • Impacto visual
  • Emoción
La publicidad actual para el negocio saludable y sostenible en el tiempo exige: Aceptar que la imagen es el motor actual del mercado y que es la única capaz de generar el impacto visual necesario para promover el interés en lo que vendemos.  Entender que la venta es un proceso emocional, que debe apelar a sensaciones y sentimientos más que las facultades intelectuales de las personas. Asumir que la estrategia de difusión debe realizarse pensando en las necesidades y gustos del consumidor, y que son estos los determinantes de la ficha técnica o del alcance del producto o servicio. Comprender que la venta efectiva es la relacional, basada en un esquema bilateral de comunicación que incluye la conversación entre el vendedor y el destinatario. Es importante fortalecer dicho vínculo dado que el lo único que garantiza una venta no forzada y la fidelizacion de los clientes logrados.  Por eso las redes sociales y los blogs son una excelente alternativa para potenciar la relación con nuestro público, y es la arena ideal para generar nuevas transacciones. Actualmente, el tiempo es el valor mas preciado de las personas por eso es necesario llegar con el mensaje de manera precisa, concisa y por una vía de acceso cómodo para el potencial cliente. El cliente no tiene que llegar a la publicidad, sino que la publicidad debe llegar a donde está el público objetivo. Finalmente comprender que la venta de un producto o servicio y la publicidad que se realiza en consecuencia requiere una sinergia de elementos que no tienen resultados en lo individual, sino en su operatoria conjunta.